El conocimiento de nuestra lengua madre permite entender el mundo. Por ello, el Centro Cultural (Campus Lima) ofrecerá, a partir del jueves 27 de abril, la oportunidad de acceder a él.
Por María José Salazar. 25 abril, 2017.Ad portas, sine qua non, modus operandi, entre otras, son frases en latín que utilizamos comúnmente. Ni qué decir de los términos especializados como: lege lata, casus belli u ópera prima. Y es que, como dice el Dr. Luis Eguiguren, director del curso de Latín y cultura clásica que se dicta en el Centro Cultural de la Universidad de Piura, en Lima, “se piensa que es lengua muerta y no lo es: vive cimentando las lenguas vivas más importantes”.
En ese sentido, aprender latín no es solo un hobby o una cuestión de gusto: es un tema de cultura, de conocer el origen de nuestra lengua de tal forma que luego, al utilizarla como principal instrumento de comunicación entre las personas de una misma habla, se cuente con más recursos para un mejor entendimiento de las cosas.
“Una persona que sabe latín puede considerarse culta, sin duda. Porque se conocen muchas realidades a partir de sus causas. Se conocen mejor los conceptos más abstractos desde los más concretos. Así ha ido aprendiendo y aprende el ser humano: de lo concreto a lo abstracto”, comenta el profesor. Acerca de los problemas de ortografía y redacción de los que se adolece, agrega que serían menores si se estudiara dicha lengua, ya que conociendo el idioma madre se entiende, a través de la etimología, a qué se debe que se escriban las palabras de una cierta manera y no de otra.
Latín para todos
Se dice que los niños tienen mayor facilidad para el aprendizaje de idiomas. Eso parecería ser un obstáculo para que las personas adultas se acerquen al latín, sin embargo, el Dr. Eguiguren señala: “Según mi experiencia, el latín no es necesario aprenderlo para hablar ni escribir, sino sobre todo para comprender textos escritos. Por esto es accesible para adultos”.
“Los mejores textos para practicar la comprensión del latín son la Biblia Vulgata; obras de maestros de la escolástica como santo Tomás de Aquino; textos célebres musicalizados como el Stabat Mater, el Gloria, el Magnificat. Luego se puede ir al latín de Cicerón, Ovidio, Horacio, etc.”, puntualizó.